Me acostumbré a vosotros

Me acostumbré a vosotros. Me acostumbré a la malas palabras, a los insultos y humillaciones. Me acostumbré a los desprecios, a las soberbias miradas, a una que otra mano alzada. Me acostumbré a todos vuestros desaires, a los gritos, a la altanería. Me acostumbré a los malos entendidos que creasteis, a las situaciones que inventasteis, a las peleas, a la involucración de terceras, cuartas y quintas personas.

Me acostumbré a todo lo que os rodea porque todo eso me rodeaba a mí. Me acostumbré a las lágrimas, a la tristeza y la ansiedad que provocásteis. Todo eso pasó, logré escapar, conseguí huir pero no me acostumbro a no dormir. No me acostumbro a soñaros. No me acostumbro a recordaros. No me acostumbro a teneros cerca aunque estéis lejos. No me acostumbro a que preguntéis por mí, a que me habléis. No me acostumbro a que digáis que os importo porque nunca os importé.

No me acostumbro a echaros de menos... os echo de menos porque me acostumbré a vosotros.