viernes, 21 de mayo de 2010

Cólera

Voy a acercarme a saludarte y advertirte sobre mi carácter. Voy a avisarte y asesorarte sobre aquéllo que das tantas vueltas, rodeos, virajes, giros mientras insinúas mostrando sin mostrar. Voy a callarme cuatro cosas, a decirte tres y media y a guardarme para más tarde las ciento treinta razones que despiertan mi cólera.

Te observaré sin que te des cuenta, te miraré casi sin ver. No mires tanto, no sea que se dañen tus retinas de tanto mirar el incandescente. Alma joven, mejor no vigiles tanto aunque la curiosidad por tu cabeza ronde y vuele -que es, sin duda, la que mató al gato-.

sábado, 15 de mayo de 2010

Sandía en mano

Llevaba media sandía en cada mano. Las sostenía como si de peso de pluma se tratara alzándolas a la altura de la cabeza. Parecía el hombre de las tres cabezas, aunque más bien era el hombre de las sandías.

Aquí llega de nuevo, sandía en mano, cuchillo afilado y... ¡zasca! Volvemos a tener dos mitades nuevas. No importa que tengan pepitas o no, lo realmente importante es que estén ricas.

Dignidad

-He perdido la dignidad.
-Búscala en el cajón de la derecha.

La busqué por todas partes. Miré debajo del colchón, encima de la mesa, entre los papeles olvidados, detrás de la puerta, en la estantería. Me aventuré a buscarla en tu sonrisa, debajo de aquéllas lágrimas, alrededor de la ironía, en mil miradas, enfrente del paraguas descuidado, dentro de la caja de bombones. Subí montañas, bajé por los ríos, recorrí todos y cada uno de los metros, centímetros y milímetros que me separan del inexistente, traspasé todas las fronteras de tu mirada, me caí por el precipicio de la incertidumbre... y busqué, busqué pero no la encontré.

Desistí y, casi sin quererlo, al fin la hallé. Ahí estaba -tan frágil e indispuesta como siempre- en el lugar más sencillo y extraño al mismo tiempo: el cubo de la basura.

jueves, 13 de mayo de 2010

Promesa

"Una promesa es una promesa", le dije a mi puerta entreabierta mientras cerraba la ventana que -celosa- dejaba pasar la corriente de aire moviendo las cortinas de un modo irregular.

Amabilidad asombrosa. Menudo chasco me llevé hace algún tiempo -poco-; chasco e indiferencia a partes iguales. Una palabra puede cambiar un estado de ánimo, ser difícil o sencilla, transformar situaciones distintas, crear un mundo. Dame todas las aes, las emes, las oes, las erres y me darás un quebradero de cabeza infinito en un comentario efímero que puedes borrar con un sólo clik.

sábado, 1 de mayo de 2010

Cómo hacer el memo en 4 sencillos pasos

Ilústrame:

1- Acercarse a la presa varias veces en el mismo instante.
2- Hacerse el interesante mediante temas que no vienen al caso: siempre te ha de gustar lo que le gusta a tu presa.
3- Contarle al amigo ebrio lo que pretendes hacer.
4- Dar vueltas.

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Mientras ríes -mientras lloras de impotencia- ahí está ella: observándote hacer el mentecato. No creas que le gusta verte así, pues no le gusta sino le encanta. Adivina por qué te sonríe cuando le hablas de ella misma...



...porque pretende lucrarse con tus simplezas.