sábado, 31 de enero de 2009

Símbolos de tu presencia

Flanes que atacan mi noche, naranjas que invaden mi día: sólo son símbolos de tu presencia.

Amor, ¡cuánto te amo, cuánto te miro, cuánto te alabo! Es ver el fulgor de tu mirada y mi alma perece encandilada. No sabes las noches, los días, las horas que suspiro, que te suspiro.

...y mi mente se trastorna pensando que no ha sido a mí, que no he sido yo, no, no, yo no, aunque sé que sí. Lo sé, sí, lo sé, pero siempre queda la duda y la incógnita de si fueron imaginaciones mías...

Te he visto, hoy te he visto. ¡Qué poco recato tuve al mirarte! ¡Qué ilusión, qué emoción! ¡Cuánta euforia encerrada en mi interior!

jueves, 29 de enero de 2009

Tengo una pena que me desgarra el corazón

Tengo una pena que me desgarra el corazón. Los recuerdos avasallan mi mente mientras mi alma sufre por ti. Eres la persona que amo y me entristece saber que jamás suspirarás por mí como hago yo cada vez que escucho tu nombre en la lejanía de nuestro infierno, como hago yo cada vez que te recuerdo.

Amor -permíteme llamarte de este modo-, no imaginas cómo me sentí aquel día. Me destrozaste el alma con tus necias dudas y tus burdas palabras no fueron más que crueles burlas. Cada vez que recuerdo tus promesas jamás cumplidas, me invade el deseo de desaparecer de esta vida tal y como lo hacen cientos de almas inocentes sin derecho a respuesta a las miles de preguntas que se hicieron en su día.

Mi único consuelo es anhelarte como he hecho hasta ahora y pensar en las próximas horas: pronto te veré y pronto me verás. ¡Oh! ¿¡Qué pasará, qué pasará!? Nada, nada... y nada más. ¿Qué va a pasar si sólo son delirios de mi pensar?

martes, 27 de enero de 2009

Es mi amor tan inmenso

Es mi amor tan inmenso que, si me lo pidieras, dejaría lo que estoy haciendo para correr a tu lado. Sólo soy un alma que sufre por tu vida, que te ama en silencio mientras, callada, observa cómo miras.
...y miras y miras y miras...
...y miras y miro y miras...

No me marcharé jamás -lo juro- me aferraré a este sentimiento mío porque tu persona me alegra el día. Tú, sólo tú, eres la fuente de mi energía, el aire que respiro, la luz de cada amanecer. Eres tú por el que despierto cada mañana: los comienzos de mis días son mucho más llevaderos con pensarte.

No te olvido, no, no te olvido. Insisto en este tema porque hablar de ello me hace recordarte y, como consecuencia, hace que el olvido quede en el propio olvido.

domingo, 25 de enero de 2009

Sólo soñarte

Soñarte, tan sólo soñarte hasta el agotamiento. Yo sueño, te sueño porque tu imagen en mi mente es una explosión de sensaciones y sentimientos que deja un agradable sabor de boca.

Son mis manos las que pretenden tocar tu piel. Te acariciaría hasta dejarte exhausto, hasta borrar mis huellas dactilares, hasta difuminar cada una de tus células. Mis dedos son los que suspiran por tener los tuyos entrelazados y no separarse de ellos ni un sólo segundo.

Que mis labios anhelan tu boca es algo que se sabe desde mi primera mirada a tus ojos. Que mi alma te desea es algo que se sabe desde siempre.

sábado, 24 de enero de 2009

Entre el amor y el recuerdo

Quiero que tu aliento se funda con el mío. Es tu olor el que recuerdo en cada esquina, en cada cajón abandonado. Me atrevería a decir que tu vida es la mía porque siento tu dolor cuando sufres, porque me abraza tu sonrisa cuando ríes.

Mis pestañas se mantienen alerta porque vuelan, se desvanecen con tu presencia, porque se derriten en un soplido. Mis pupilas se dilatan porque soy adicta a ti y cada vez que te veo me parece insuficiente: siempre quiero más y más y más. El azul de mis ojos desaparece cada vez que tus labios susurran palabras inexactas y carecentes de sentido. Sí, es mi mirada la que te anhela pero es mi alma entera la que te ama.

Te quiero, te deseo y mi amor será eterno como la pena que invade mi espíritu. Amor, mi vida es un collage de desilusiones y desesperación.

viernes, 23 de enero de 2009

Taxi

-¿Para coger un taxi?- pregunté tímida y educadamente.

Los dos señores me señalaron a un tercer señor que se hallaba en la lejanía. Me acerqué apresuradamente y me subí en el taxi después de que el buen hombre acomodara el asiento para que estuviera a gusto.
Estaba nervioso y no sé porqué. -Quizás el taxista era tímido. -¡Anda ya! ¿Cómo va a haber un taxista tímido? -Puede ser, puede ser.
Al fin, llegué a mi destino y no fue tan caro como pensé en un principio. El buen hombre se despidió de mí amablemente.

Hoy ha sido la primera vez que he cogido un taxi.

jueves, 22 de enero de 2009

La librería

Me gusta mirarme los pies porque me encanta ver lo bien que me quedan los zapatos.

Llegué a la enorme librería y me fui sin encontrar lo que quería. Me mandaron de un lado hacia otro como si fuera una pelota de tenis. Me perdí, me encontré y sí: al final, me marché. Demasiados metros cuadrados para tan poco material.

La segunda librería no estaba al otro lado de la esquina. Tener que desplazarme tantos quilómetros me resultó agotador pero valió la pena. El buen hombre me atendió amablemente y se quedó perplejo al saber aquéllo que le dije sobre mí. ¿Por qué preguntó si jamás iba a entenderlo?
Un hombrecillo se asomó al otro lado de la extraña máquina y me miraba, me miraba, me miraba... ¡cómo me miraba! Sus brillantes ojos buscaban los míos sin descanso, ansiosos, procurando chocar con mi mirada. Yo retiraba los míos mirando aquí y allá. "No me interesas", pensé. Iba alejándome del lugar cuando escuché su despedida y yo, mientras tanto, mirándome los pies.

martes, 20 de enero de 2009

Delirios y amor

El amor es el único que, hoy por hoy, guía mi persona. Pienso en ti en cada momento porque tu imagen en mi mente es el motor que me da la vida.

Mi corazón herido sigue a la espera de tus pasos, sufriendo, casi agonizando... pero sigue ahí, inmóvil. Mi alma pretende abatirse porque no estás aquí, conmigo. No lo hace porque hay una parte en mí que me permite mirar hacia adelante.

Esta mañana, nada más abrir los ojos, te pensé. Eres tú la persona que amo y no sabes las veces que me he preguntado el porqué. ¿Por qué? Sí, porque eres único y porque yo también soy única, por tanto, un hombre único y una mujer única será la pareja... ¿ideal? No, no, realmente, ¿por qué te amo? ¿Por qué lo hago después de todo -o de nada- de lo que sucedió?

La verdad, es que la respuesta no me importa demasiado. Mi única realidad es que te quiero y anhelo tus besos, tus caricias... todo aquello que jamás conseguiré.

Prefiero dejar de escribir porque no quiero ponerte ningún tipo de fin -dicho esto, acabo de hacerlo-.

domingo, 18 de enero de 2009

Situación abstracta

Nunca imaginé que llegaría a tener un espacio para mí misma. Esto lo digo mientras escucho al hombre de la poderosa y potente voz.

Le tengo enfrente pero es una situación abstracta en la que estamos. Hablo de él, sí, él: el que perturba mi tranquilidad con su persona, el que me alegra con su sola presencia. Insisto cuando digo que todo es distinto porque nunca fue igual: es más cierto que la verdad más absoluta. Una, que no está acostumbrada a ver aparecer ese dichoso símbolo cada dos por tres, se desespera y se vuelve completamente paranoica. Pero no pasa nada, no hay porqué preocuparse.

Espero que esté tranquilo, si es así, al menos, alguien lo estará.

sábado, 17 de enero de 2009

La salita

La salita estaba a rebentar. Yo pensaba en él ignorando que le tenía justo a mi lado. Me di cuenta cuando escuché la curiosa pregunta que solamente alguien con su pensar tan espontáneo era capaz de poder realizar. Pero, ¿a quién le importaba cómo era la salita de la competencia? A nadie excepto a él.

Y sonreí. Me hizo gracia. Nadie parecía haberle escuchado pero yo sí lo hice, lo hice y sonreí. Seguidamente, alguien gritó y él volvió a decir una de sus frases: esas que quedan tan bien en algunas situaciones. De nuevo, volví a sonreír aunque esta vez me hizo mucha más gracia.

No pude hablarte, me quedé con las ganas dentro aunque, bueno, otra vez será.

Te preguntaré

Comencé mal la mañana pero la terminé estupendamente. Le vi y me vio. Él estaba triste o, al menos, era lo que parecía. Le miraba casi sin respirar mientras él pasaba cerca de mí: iba caminando por aquí y por allá.

Me levanto para poder verte mejor.

Te veía tan triste que se me caía el alma a los pies.

Los problemas se pasan mejor acompañado y no solo. Yo podía haberle apoyado en esos malos momentos pero él no quiso. Mientras tanto, procuré preocuparme en por qué el papel higiénico de aquella marca tan popular venía en un envase sin asa... ahora yo debía de embolsarlo.


Esta tarde te preguntaré.

viernes, 16 de enero de 2009

Alma de papel

Todo fue realmente impactante. Resumiendo: abstracción completa. Él no estaba y ella fue mi mayor aliada. Fuimos tres los que comenzamos una partida que no finalizará; somos muchos más los que seguimos esta partida.

Ha sido distinto y extraño pero eso es lo de menos. Las agujas del reloj marcaron su hora cuando parecía que todo había acabado. Ella se quedó conmigo pero ella se marchó. ¿Dónde estaba él? Corren los rumores aunque sé lo que sucede -o me lo imagino- pero yo, por si acaso, he creado un alma de papel.

Te veré

Veía cómo las palabras salían por aquel artefacto sin pudor, alegremente, sin más. Solamente son un puñado de letras y símbolos que procuran expresar lo que siento por ti.

Me siento tan feliz al ver mis palabras hechas realidad, poder verlas e incluso tocarlas, que desde entonces no dejo de pensar en ti ni un segundo. Te pienso y te imagino sin cesar. Invento un futuro más que próximo y me preparo para las posibles escenas que puedan llegar a suceder. Es tu imagen mi único consuelo: hoy te veré.

lunes, 5 de enero de 2009

Muestra de "Que el quererte no sea en vano"


I

La soledad invade el espacio que ocupa el fin; no tengo a nadie -en este instante- que me pueda escuchar. Adivina el porqué de la esperanza moribunda.
Delante de mí, tan sólo puedo ver tu espalda que se mantiene enhiesta como el robusto árbol del mágico bosque. Arriba y a la derecha hay luces que ciegan mi mirada.

Contigo y sin ti, estás frente a mí. Tú quieres hablar y yo no sé qué decir. Lo siento, pero ahora mismo estoy semi-ausente.

Tan sólo quiero dormir y, seguramente, pronto llegará el día en el que no logre despertar. Es probable que duerma demasiado aunque no me importa: sólo quiero dormir.
Te acercas, me hablas, tus labios susurran palabras que carecen de sentido según mi parecer. Yo solamente puedo responder con estúpidos monosílabos y falsas sonrisas. No es que no me importe, es que hoy me siento...

Contigo y sin ti, estás frente a mí. Tú quieres hablar y yo no sé qué decir. Lo siento, pero ahora mismo estoy semi-ausente.





II

...y, de repente, hablas.

Tus labios susurran palabras complicadas, ideas estrambóticas, ideas extrañas, ideas.... ciertamente incoherentes. Sí: son dichas incomprendidas. Un tanto descabelladas salidas de una mente tan espontánea y particular como la tuya.

El que avisa no es traidor; las cosas que dijo podrían suceder en cualquier momento. Yo no pienso, luego no existo. Por lo tanto, no puedo opinar.

Vuelvo a estar semi-ausente mientras observo casi sin mirar el cómo y el porqué de la tortuosa situación. Sonríe, aunque no te comprenda -o no lo haya entendido-.





III

Tu alma se desliza y la mía se queda perpleja al saber aquello que nunca imaginé. Sí: vuelvo a estar semi-ausente. Y lo hago a media voz, con raras esperanzas.

Te veo -igual que antes pero siempre distinto- contemplando la nada absoluta, hablando de nada en absoluto con absolutismo eternamente efímero. Me contradigo y me contradices; te contradices y te contradigo. Todo, finalmente, llegó a su punto inicial.

Lo que ahora es tristeza, pronto será alegría. Esa lágrima inexistente que veo resbalar por tu mejilla pronto caerá y tu rostro esbozará una eterna sonrisa. La particular mente tan espontánea que posees volverá a expulsar ideas estrambóticas y extrañas.
... y volverás a dar miedo... ya lo verás.





IV

Eres distinto porque ahora me resulta diferente mirarte. Oigo tu voz como si de una melodía se tratase y evoco tu persona -todo tu ser- de una manera realmente increíble. Te observo casi sin darme cuenta a través del aire humeante mientras ojos ajenos preguntan sin cesar el porqué de cualquier cosa.

“Me siento extraña”- dije mientras seguía el rastro de luz que dejaban tus ojos hipnóticos.





V
Te recuerdo, mas te tengo frente a mí sin llegar a estarlo. Te imagino sin quererlo y te hablo... hablo contigo. Vuelvo a estar semi-ausente; tú me vuelves semi-ausente.

Altas horas de la madrugada: el sonido del viento lleva consigo un elemento estremecedor. Lo ignoro todo porque no hay nada que evite el mirarte. Ni el más frío invierno podría detenerme. ¿Qué estoy haciendo? Je ne sais pas. "Nada" fue mi respuesta y tu afirmación me resultó familiar.


La descripción de tus ojos me es insuficiente para recordarlos. Los miraría hasta que los míos me dolieran de tanto mirar. Aunque, cambiando de tema no se evitan las cosas: tan sólo se atrasan.




VI

Escondida entre el aire, preveo lo imposible. Te encuentro si te busco y, como si de una aguja en un pajar se tratara, lo hice: te encontré.

Ajustado entre el cielo infinito se halla el viento esperando mi mirada. No rehúyas, no te escondas porque no hay lugar remoto al que yo no pueda acceder. Si te acercas, si dejas que te mire mientras tú haces lo mismo, si tan sólo controlas tu egoísmo y ese mal carácter que, a veces -sólo a veces-, sale hacia la luz, si opinas correctamente sobre ese hecho del pasado, si sonríes de una vez -que ya toca-, si haces todo esto... te habré encontrado realmente.





VII
...y recuerdo tus ojos, tu voz, tu olor. Pero ¿de qué color son tus ojos? ¿Cuál es el timbre de tu voz? ¿Cómo es tu olor?

Demasiado tiempo lejos de ti. Casi olvidé tu persona. Te tengo muy presente y es por eso que, a pesar de todo, no te llegaré a olvidar jamás. Quiero abrazarte, sentirte, mirarte a los ojos -como tantas veces he hecho- pero sin miedo: firme. Quisiera rodearte una y otra vez con mis brazos, retenerte, escucharte susurrar mi nombre, acercar mi nariz a tu cuello, a tu pecho, a tus manos... y besarlas y cogerlas y acariciarlas... agarrarlas con fuerza mientras acerco mis labios a los tuyos y...

Pero nada ocurre. Tan sólo he de conformarme con que me describas el color de tus ojos. Aún así, no consigo recordarlos en su totalidad.
Que el quererte no sea en vano.