lunes, 5 de enero de 2009

Muestra de "Que el quererte no sea en vano"


I

La soledad invade el espacio que ocupa el fin; no tengo a nadie -en este instante- que me pueda escuchar. Adivina el porqué de la esperanza moribunda.
Delante de mí, tan sólo puedo ver tu espalda que se mantiene enhiesta como el robusto árbol del mágico bosque. Arriba y a la derecha hay luces que ciegan mi mirada.

Contigo y sin ti, estás frente a mí. Tú quieres hablar y yo no sé qué decir. Lo siento, pero ahora mismo estoy semi-ausente.

Tan sólo quiero dormir y, seguramente, pronto llegará el día en el que no logre despertar. Es probable que duerma demasiado aunque no me importa: sólo quiero dormir.
Te acercas, me hablas, tus labios susurran palabras que carecen de sentido según mi parecer. Yo solamente puedo responder con estúpidos monosílabos y falsas sonrisas. No es que no me importe, es que hoy me siento...

Contigo y sin ti, estás frente a mí. Tú quieres hablar y yo no sé qué decir. Lo siento, pero ahora mismo estoy semi-ausente.





II

...y, de repente, hablas.

Tus labios susurran palabras complicadas, ideas estrambóticas, ideas extrañas, ideas.... ciertamente incoherentes. Sí: son dichas incomprendidas. Un tanto descabelladas salidas de una mente tan espontánea y particular como la tuya.

El que avisa no es traidor; las cosas que dijo podrían suceder en cualquier momento. Yo no pienso, luego no existo. Por lo tanto, no puedo opinar.

Vuelvo a estar semi-ausente mientras observo casi sin mirar el cómo y el porqué de la tortuosa situación. Sonríe, aunque no te comprenda -o no lo haya entendido-.





III

Tu alma se desliza y la mía se queda perpleja al saber aquello que nunca imaginé. Sí: vuelvo a estar semi-ausente. Y lo hago a media voz, con raras esperanzas.

Te veo -igual que antes pero siempre distinto- contemplando la nada absoluta, hablando de nada en absoluto con absolutismo eternamente efímero. Me contradigo y me contradices; te contradices y te contradigo. Todo, finalmente, llegó a su punto inicial.

Lo que ahora es tristeza, pronto será alegría. Esa lágrima inexistente que veo resbalar por tu mejilla pronto caerá y tu rostro esbozará una eterna sonrisa. La particular mente tan espontánea que posees volverá a expulsar ideas estrambóticas y extrañas.
... y volverás a dar miedo... ya lo verás.





IV

Eres distinto porque ahora me resulta diferente mirarte. Oigo tu voz como si de una melodía se tratase y evoco tu persona -todo tu ser- de una manera realmente increíble. Te observo casi sin darme cuenta a través del aire humeante mientras ojos ajenos preguntan sin cesar el porqué de cualquier cosa.

“Me siento extraña”- dije mientras seguía el rastro de luz que dejaban tus ojos hipnóticos.





V
Te recuerdo, mas te tengo frente a mí sin llegar a estarlo. Te imagino sin quererlo y te hablo... hablo contigo. Vuelvo a estar semi-ausente; tú me vuelves semi-ausente.

Altas horas de la madrugada: el sonido del viento lleva consigo un elemento estremecedor. Lo ignoro todo porque no hay nada que evite el mirarte. Ni el más frío invierno podría detenerme. ¿Qué estoy haciendo? Je ne sais pas. "Nada" fue mi respuesta y tu afirmación me resultó familiar.


La descripción de tus ojos me es insuficiente para recordarlos. Los miraría hasta que los míos me dolieran de tanto mirar. Aunque, cambiando de tema no se evitan las cosas: tan sólo se atrasan.




VI

Escondida entre el aire, preveo lo imposible. Te encuentro si te busco y, como si de una aguja en un pajar se tratara, lo hice: te encontré.

Ajustado entre el cielo infinito se halla el viento esperando mi mirada. No rehúyas, no te escondas porque no hay lugar remoto al que yo no pueda acceder. Si te acercas, si dejas que te mire mientras tú haces lo mismo, si tan sólo controlas tu egoísmo y ese mal carácter que, a veces -sólo a veces-, sale hacia la luz, si opinas correctamente sobre ese hecho del pasado, si sonríes de una vez -que ya toca-, si haces todo esto... te habré encontrado realmente.





VII
...y recuerdo tus ojos, tu voz, tu olor. Pero ¿de qué color son tus ojos? ¿Cuál es el timbre de tu voz? ¿Cómo es tu olor?

Demasiado tiempo lejos de ti. Casi olvidé tu persona. Te tengo muy presente y es por eso que, a pesar de todo, no te llegaré a olvidar jamás. Quiero abrazarte, sentirte, mirarte a los ojos -como tantas veces he hecho- pero sin miedo: firme. Quisiera rodearte una y otra vez con mis brazos, retenerte, escucharte susurrar mi nombre, acercar mi nariz a tu cuello, a tu pecho, a tus manos... y besarlas y cogerlas y acariciarlas... agarrarlas con fuerza mientras acerco mis labios a los tuyos y...

Pero nada ocurre. Tan sólo he de conformarme con que me describas el color de tus ojos. Aún así, no consigo recordarlos en su totalidad.
Que el quererte no sea en vano.

5 comentarios:

  1. el amor es ciego dicen...

    pero tu amor es infalible se siente


    saludos

    ResponderEliminar
  2. Esto tiene pinta de estar llegando a su final.

    Por cierto, ÉL... ¿está muerto o me rayo demasiado?

    ResponderEliminar
  3. Hola Amiga
    No sabes la alegria que me da
    Lo de tu libro...

    Te felicito.

    Te envío mi abrazo.
    Dani..

    ResponderEliminar
  4. Es de una persona enamorada. jejejjejejejejej!!! Si lo sabré yo.

    ResponderEliminar