jueves, 22 de enero de 2009

La librería

Me gusta mirarme los pies porque me encanta ver lo bien que me quedan los zapatos.

Llegué a la enorme librería y me fui sin encontrar lo que quería. Me mandaron de un lado hacia otro como si fuera una pelota de tenis. Me perdí, me encontré y sí: al final, me marché. Demasiados metros cuadrados para tan poco material.

La segunda librería no estaba al otro lado de la esquina. Tener que desplazarme tantos quilómetros me resultó agotador pero valió la pena. El buen hombre me atendió amablemente y se quedó perplejo al saber aquéllo que le dije sobre mí. ¿Por qué preguntó si jamás iba a entenderlo?
Un hombrecillo se asomó al otro lado de la extraña máquina y me miraba, me miraba, me miraba... ¡cómo me miraba! Sus brillantes ojos buscaban los míos sin descanso, ansiosos, procurando chocar con mi mirada. Yo retiraba los míos mirando aquí y allá. "No me interesas", pensé. Iba alejándome del lugar cuando escuché su despedida y yo, mientras tanto, mirándome los pies.

4 comentarios:

  1. JIJI ME IMAGINO LA ESCENA Y TU SEGUIAS CON TUS PIESITOS JAJA QUE BIEN AMIGA NOS VEMOS CUÍDATE

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  2. Muy hermoso...


    te regalo mis saludos y el abrazo fraterno..

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  3. Jajajaja, la de cosas que pasan en una librería...

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