sábado, 10 de mayo de 2008

Tormenta

Se levantó un alborotado viento en este día aparentemente sereno. El fuerte aire me envolvió con sus invisibles brazos pretendiendo elevarme y llevarme hasta el cielo. Despeinó suavemente mis cabellos mientras la lluvia -que ya comenzaba a caer- me tocaba, con sus frías y húmedas gotas, colándose por el tejido de mi ropa. La tormenta me retenía; no me dejaba marchar. Estaba a punto de llegar a mi destino pero ni el viento ni la lluvia me dejaban avanzar.

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