viernes, 21 de marzo de 2008

Despiste

No me percaté de los cambios de la belleza de la eterna alegría ni tampoco de las palabras que de ella surgían. Todo fue simple, claro y oscuro al mismo tiempo. No pasó nada, ¿o sí? Para el mundo tan sólo pasó el tiempo, para mí pasó un segundo -un milenio- y un sonrojo por mi error. Una huella perdida que se pierde una y otra vez... aunque esa misma huella, por mi error, la encontré.

No importa nada, tan sólo fue un simple error. Un error de aquellos que dan tanta vergüenza y sientes cierto ridículo al evocarlo. En realidad, no ha ocurrido nada: no es grave. Pero mi mente turbulenta es más fuerte, más grande y, por ello, vuelve y revuelve recordando aquellos pequeños detalles. Pronto reinará la tranquilidad; tan sólo fue un despiste.

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