martes, 22 de enero de 2008

Pensándote

Creí que lo había superado, creí que te había olvidado, pero ella habló de ti y volviste a mi mente... aunque sé que nunca te fuiste. No creo que vuelva a verte, ¿o sí? Tampoco creo que volvamos a hablar ni creo que vuelva a saber nada más de ti. No es que no quiera: quiero, pero me puede más el orgullo y la necesidad de conservar la poca dignidad que me queda.

¿Qué estarás haciendo ahora? No lo sé y es seguro que jamás lo sepa. Yo estoy escribiendo esto y lo hago porque no dejo de pensar en ti. ¿Alguna vez me piensas? Ojalá... Sé que no lo haces pero, ¿ni remotamente? ¿Me recuerdas? ¿Me odias? Porque serás tú el que me odia y no yo. Yo no te odio, aunque tú creas que sí; no siento ni una pizca de odio, tan sólo siento decepción. Y la verdad, ahora que lo pienso, no sé si es peor la decepción o el odio... ¿Debería odiarte? Hay quien dice que sí, pero no puedo hacerlo.


Hay tantas cosas que me gustaría decirte... pero no lo voy a hacer. Solamente deseo que te vaya bien en la vida y que seas feliz. Sé que quizás nunca te lleguen estas palabras pero, en fin... ¡qué se le va a hacer!
Por cierto... dijiste que sea lo que fuere lo entenderías... y no lo has hecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario