Anoche, la bombilla se fundió, se apagó entre tanto público. Aunque, más que fundirse, se rompió, se hizo añicos esparciéndose por el lugar.
Tus actos me dejaron atónita, el suceso me dejó sin voz. Ya ves, menuda gracia me hizo al verlo -al no vivirlo-, menuda expresión se me quedó en el rostro. Aún así, te lo agradezco, pues si hubiera ocurrido más tarde -o lo hubiese ignorado por siempre- el resultado final sería mucho peor. Una lástima, de veras, pero qué le vamos a hacer, la vida es así. A otra cosa, mariposa.
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