domingo, 8 de mayo de 2011

Ebriedad

Aliento de fuego a la cerveza y al vino. No sé ni cómo sobreviví a esa tempestad. Tu simplona mente se tornó diminuta -dividida en tantas porciones como pensamientos que no tenías-, tus frases perdieron el sentido, tus palabras se quedaron sin voz. 

Tu cuerpo entero destilaba alcohol empapándome de necia tristeza, dejándome entera y partida mientras tú permanecías ahí: inmóvil, altiva... y rota.

2 comentarios:

  1. recordando viejos tiempos... :) Como siempre sabes que todo lo que pasa por tu mente y plasmas en tu blog, me encanta!!

    Soy tu fan numero uno!!!!!!

    Guapa!!!!

    ResponderEliminar