sábado, 15 de mayo de 2010

Sandía en mano

Llevaba media sandía en cada mano. Las sostenía como si de peso de pluma se tratara alzándolas a la altura de la cabeza. Parecía el hombre de las tres cabezas, aunque más bien era el hombre de las sandías.

Aquí llega de nuevo, sandía en mano, cuchillo afilado y... ¡zasca! Volvemos a tener dos mitades nuevas. No importa que tengan pepitas o no, lo realmente importante es que estén ricas.

2 comentarios:

  1. Sólo pasaba a saludarte
    Y dejarte mi abrazo.
    Dani..

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  2. Cólera

    Hola anna, es que está formidable tu nuevo blog, me ha dejado asombrado.

    Es una prosa directa y casi violenta que impacta al lector, sobre la descripción del protagonista de la obra.

    El protagonista tiene mucha cólera y no guarda reparos en darla a conocer, este hecho impacta al lector directamente.

    Se detiene en el hecho de mirar, pero no es mirar sino observar.

    Luego advierte al lector de que no hay que ser curioso, y apelas al folclor urbano cuando dices que la curiosidad mató al gato: dicho popular.

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