El lápiz de ojos en la mano, dos lágrimas resbalando por mis mejillas. Se me corre el rímel mientras siento que lo único que hago es perder el tiempo.
El azul de mis ojos es lo único real que hay en mí; el resto no es más que una máscara de maquillaje y una humareda de laca que envuelven mi persona. Tan sólo hay unas gotas de color para teñir la tristeza y una desazón... que no me deja vivir.
Cuando la alegría se marcha se clava muy dentro, se encierra con muchos candados y es díficil que vuelva a salir. A veces lo hacemos por autoprotección, creyendo que de esa manera no nos harán nunca más daño sin darnos cuenta de que el daño nos lo estamos haciendo nosotros mismos.
ResponderEliminarA veces las personas se marchan, la única forma de seguir en el camino es volver a sonreír aunque sí, a veces se tarda mucho tiempo en conseguirlo. De momento fíate del azul de tus ojos, es el único que te dirá la verdad.
Abrazos.
:(
ResponderEliminarA veces los que más queremos..son los que más nos hacen sufrir.
Besos de colores para ti.
mar
Triste/pero bello...
ResponderEliminarAsí es la vida sin más...
Todo pasa al igual que el tiempo...
Te envío mi abrazo.
Dani..
Amigo, mi blog se eliminó sin querer, pero estás invitado al nuevo y a mi Cumpleaños también.
ResponderEliminarCariños.
mar