Una imagen, un minuto, una pequeña historia y unas pocas palabras son lo único que me hace falta para reinventarte en tu no-presencia. No hablaremos de ausencia cuando no estés, hablaremos de ti, de tus anécdotas, pues te imaginaremos, te crearemos en un instante tan único como efímero.
Necesito poco tiempo y poco espacio para escribir algunas letras en el cielo, para deletrearle tu nombre al silencio y deshilachar de entre las nubes los suspiros que se me escaparon en secreto.
Al menos pocas veces la melancolía fue tan bella, por no hablar del fondo sonoro inmortal y siempre perturbador.
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