Día claro, sonido envolvente, olor a carisma, sabor a manzana, tacto suave...
Me sorprendiste susurrando palabras en aquel complejo día y en ese simple lugar. Te acercas pensando que adivinaría tu alegría pero no lo hice. En el momento que lo supe, cierta nostalgia recorrió mi cuerpo al sentir esa felicidad que tú mismo sentías -y sientes-.
Has subido una pequeña cuesta y ahora tendrás que llegar a lo alto de la montaña. Me alegro... de verdad.
Hola... Susurrar para el alma alimenta la paz...
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