Nunca antes había llorado tanto por nadie

Estuvimos un tiempo sin hablarnos pero yo, cada vez que podía, le preguntaba a Duende si sabía algo de Elfo.
-¿Le tienes asco a Elfo? -preguntó Duende.
-No, ¿por qué? Yo aún lo sigo queriendo -dije- ¿estás hablando con él?
-Sí -dijo-. Le dijiste un comentario raro... que estaba cambiado y que si no lo remediaba sería una mala persona.
-Sí, pero lo de mala persona no se lo dije. Eso lo dice él y por algo será... -dije.
-¿Le dijiste que no lo querías volver a ver? -preguntó.
-Me lo preguntó y yo le contesté pero no exageremos las cosas. Espera ahora te cuento -dije y añadí-. Un lunes me dice que me echa de menos que quiere que llegue Navidad y todo eso... No pasa ni una semana y a lo mejor le gusta otra pero no está seguro... ¿Tú te enfadarías? Porque eso duele.
-¡Ains! ¡Qué lio lleváis los dos! -exclamó Duende- Pues no sé cómo podriais hacer para solucionarlo.
-La vida ya lo arreglará.

Y lo hizo. Sonaron las campanadas de fin de año y yo deseé estar con Elfo mientras él deseaba estar con Ondina.
Ayer por la noche Hada, nuestra amiga en común, me lo dijo. "Elfo está saliendo con Ondina desde la una de la madrugada. Me ha dicho que su deseo se cumplió una hora después"

Ayer lloré mucho. "¡Pareces un pececito!", decía mi hermano cada dos por tres. Y yo reía mientras lloraba y mi madre preguntaba cómo se podían hacer las dos cosas a la vez.

Hoy, he hablado con Duende y le he dicho que ya me había enterado.
-¿Cómo te has enterado? -preguntó.
-Digamos que me lo ha dicho un hada, un topo... o puede que yo sea adivina -contesté.

Lo que más me duele es que me ha tratado como un trapo viejo y aún sigue porque hoy me ha enviado un mail de esos en cadena para "amigos especiales" con sus respuestas... ¡Y vaya respuestas!
-¿Para qué me envía nada? ¿Para hacerme daño? -dije a Duende.

Dicen que un clavo saca a otro clavo... pero puede que el segundo clavo esté oxidado.