La vez eterna

Te miraré a los ojos y me perderé por ese mar de incertidumbre que refleja tu mirada. Te extraño, quiero verte una vez más y, cuando lo haga, cuando te mire fijamente a los ojos, desearé que esa vez sea la verdadera, la única, la real, la vez eterna.

Sólo tu felicidad es, para mí, pura plenitud. Quiero que seas feliz y no quiero que nunca, nunca, nunca más derrames ni una sola lágrima por seres inmaduros, carecentes de sesera, de poco corazón. Es tu sonrisa un mundo; es tu sonrisa mi mundo, tan bello y tan fantástico como tú -porque tú eres tú y eso es algo que nada ni nadie puede imitar-.

El tiempo pasa y, con él, mi desesperación aumenta: quiero verte en este instante y no me importa el lugar. Ya mismo serán siete los días que no te tengo cerca y es por ello que mi alma desespera.

...si me coges de la mano puedo tomármelo como algo personal.