Amado
de mi alma,
surgiste altivo
de la tormenta
de la calma.
Corazón sencillo,
que no calla
y que no habla,
dime: ¿cómo?
¿Cómo comenzó
este hermoso
sentimiento
al estar
en el camino
triste y turbulento,
-lleno de baches
y arbustos negros
en cada
pensamiento-
si nunca opino,
si nunca creo,
si siempre esperé
la vida
de la muerte
al creer
-ciertamente-
en el firmamento?
Amado
de mi vida,
creíste en mí
como la eterna
y dulce alegría.
Corazón sincero,
que me observa
y que me mira,
dime: ¿cómo?
¿Cómo logro
descifrar
esta dicha
que me hace
llorar
mientras río,
a la par
que pienso
en la eternidad
absoluta y fiel
del enorme cielo
que me invita
a suspirar?
Amado mío,
mi alma
es tuya
y la tuya
forma parte
de mí.
Es el amor expresado maravillosamente con el lenguaje del alma.
ResponderEliminarSaludos.
Hola: en mi poema " La calavera de mi amada" no hay nada de odio. Sencillamente trato de mostrar lo que queda después de la muerte, por más que se haya amado, lo físico, o sea: nada. Lo espiritual sí perdura.
ResponderEliminarTus comentarios me ponen pensar.
Un abrazo.