domingo, 26 de septiembre de 2010

Tu nombre

Quién me iba a decir que escribiría tu nombre con tan poca precisión que olvidé poner la u tras la q, que lo escribiría una segunda y una tercera vez y no pudiera realizarlo correctamente hasta la cuarta.

Me desequilibras, tú y tu nombre aunque no sabes qué ilusión me hace verlo escrito en la puerta, visionarlo cada vez que la abro y cierro y saber que está hecho por mi puño y letra.

Miércoles

-Nunca te había visto hablar así con nadie.
-¿Ah, no?
-No, ni siquiera con tu mejor amiga.


¿Sabes una cosa? Repetiría nuestra conversación del miércoles sin dudarlo. Me encantaría volver a escuchar todas tus palabras, todas tus carcajadas. No dudaría en volver a imaginarme tu mirada, tu sonrisa. No me importaría para nada volver a abrasarme el lado derecho de la cabeza por escucharte, por hablarte.

¿Sabes una cosa? Es cierto que nunca he hablado así con nadie. Confío en ti ciega y firmemente, te dejaría mi tesoro más preciado pues sé que contigo estaría a buen recaudo, te diría lo que pienso y lo que no, lo (in)feliz que soy, lo que sucede y lo que sucedió.

Sólo espero que comprendieras mi indirecta tan directa.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Tu mirada

Tu mirada es un asalto a mano armada, una transgresión que me debilita a la vez que me fortalece y reconforta.

Cuando me miras, me siento tan pequeña como si viviera en un mundo de Gigantes, tan insignificante como un punto de grafito sobre un viejo papel, tan extraña y vacía como yo misma sin m(t)í. Sin embargo, otras veces me siento tan bien, tan alegre y animada, tan viva como el propio amanecer con sólo tu presencia, tu mirar.

No sé porqué, pero la cabeza me dice una cosa y mi corazón otra.

jueves, 16 de septiembre de 2010

≈ ≈ ≈

Me dejas atónita, incompleta, triste. Soy como marioneta en un trastero: por ahora, inservible. Que alguien me libere de los hilos que mueven mis manos, que alguien me saque de aquí, que me abra la puerta y me enseñe mundo permitiéndome ver lo que el polvo no me deja percibir.

Me siento como si cayera por un precipicio sin final, como si fuera una ficha de parchís en un tablero de ajedrez, como si esto que estoy viviendo fuera el último capítulo de una novela aún sin terminar.

~Lloverán respuestas cuando tenga paraguas y me desleiré en mi vaso de agua~

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Cara de poker

Menuda cara de poker se me quedó durante apenas unos segundos. Me eché a reír al vérmela reflejada en el cristal, el mismo por el que seis ojos me observaban en ese instante.

Ni siquiera ella terminó de formular la pregunta y la finalicé con una respuesta, pues pude ver en sus ojos lo que quería decirme antes de que las palabras llegasena a us labios. Se quedó a medias: por un lado, se sintió aliviada; por el otro, pude percibir la intriga que la consumía.

Quise olvidarme de todo al subir las escaleras pero, mientras subía, -a cada peldaño- fui recordando con todo detalle el hecho por el que permanecí con cara de poker.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Allí me encontraba

Era demasiado real para ser una ilusión, era demasiado perfecto para ser cierto. Aún así, allí me encontraba.

No preguntes cómo sabía dónde estaba porque no hallaría respuesta para ello: simplemente lo sabía sin más. Tampoco preguntes porqué estaba allí ni indagues en los motivos que me movieron a persistir, a seguir, a existir en aquél lugar. No cuestiones nada, pues sabes la respuesta a todo: lo sabía porque tú está(ba)s; estaba porque te buscaba.

Una lástima que fuera sólo un sueño. A pesar de todo, sentí los olores de tu tierra como si realmente estuviera, experimenté en carne propia la desesperación e impaciencia, el nerviosismo e inquietud y padecí todos los delirios posibles por querer encontrarte hasta mi mudo despertar.